El restaurante que soñamos.
La gestión de un negocio gastronómico no es una tarea simple. Los emprendedores suelen tener una ilusión y el convencimiento de lo que quieren alcanzar, pero… ¿cómo distinguirse del resto de las propuestas? ¿Qué hacer para que la oferta sea de calidad, pero también sorprendente y audaz, y a la vez económicamente posible?
Esta es la interrogante que nos hemos propuesto responder —o al menos esbozar— en esta nueva entrega de Excelencias Gourmet, en la que proponemos algunos consejos para llevar un registro de mercancías, de qué forma optimizar los costos en los restaurantes a partir de la planeación de la producción y la ficha de costo, y las reglas que deben primar en un bar o una carta de vinos, por solo mencionar algunos ejemplos.
Pero —advertimos— en estas páginas se encontrará apenas un punto de partida, pues la clave para el éxito dependerá de la imaginación, iniciativa y hasta la intuición individual. El desafío no está, entonces, del lado del consumidor sino de la oferta, para que no sea el cliente quien pague los costos de nuestra falta de creatividad.
The Restaurant of our Dreams
The management of a gastronomic business is not a simple job. Beginners usually have an illusion and the determination of what they want to achieve. But, how can it make a difference among other proposals? What can be done to deliver a quality, stunning and bold offer all in one? Can it be an affordable offer after all?
This is the question we want to answer -at least sketchily- in this new issue of Excelencias Gourmet, in which we dish out some advice in terms of how to keep tabs on goods, the ways to cut down on costs in restaurants on the basis of output planning and the cost spreadsheet, and the guidelines that must rule in a bar or when piecing together a wine list.
But we warn readers that in these pages they will barely find a starting point because the key to success will depend on individual imagination, initiative and intuition. Then, the challenge does not hinge on consumers, but rather on offers. Otherwise, patrons will end up paying the bill due to our lack of creativity.